ALBERTINE STAHL

LA UNIÓN Y LA FUERZA

LA UNIÓN Y LA FUERZA


La inmersión en un espacio de ficción o de fantasía será inminente a continuación. También lo será la noción de manía, locura y acumulación. Esto no es más un cuarto, una cochera, una galería. La plaga se ha apoderado de los sueños y esta crece como musgo desde sus entrañas. Nadie puede detener esta invasión imaginaria, mucho menos la reproducción de un objeto que parece estar cobrando venganza por el lugar que ocupa en la lista de objetos importantes. Si nadie había escrito antes las Consideraciones sobre los Objetos que Aparecen en Lugares Inesperados, esta podría ser una oportunidad.

Albertine Stahl (San Salvador, 1989) presenta en este espacio su propia ficción y la obsesión de una artista por la construcción de nuevos imaginarios y experiencias. Su cuerpo de trabajo anterior reflexiona sobre los mecanismos de construcción de las imágenes, utilizando distintos medios secuencialmente para lograr un último resultado. Así, lo que comienza como una pintura; se fotografía, se imprime, se recorta, se vuelve a fotografiar y a pintar, en una especie de agotamiento insaciable de las posibilidades de composición y configuración de un ícono.

Las imágenes primarias son además siempre sobre hitos importantes. Imágenes relevantes a la cultura, la historia, y el presente. ¿Qué sucede cuando hay frente a los ojos de una composicionista un espacio vacío y la posibilidad de cualquier idea? Primero un proceso de observación. La casa donde se ubica hoy la Galería solía ser un lugar de

habitación. En ella hay cuartos, ventanas, puertas, lozas, cortinas, rieles, luces y grifos de agua fuera de contexto para las nuevas intenciones del espacio. La pretensión de convertir un sitio doméstico en un cubo blanco inventado alcanza sus propios valores de posibilidad. La casa entonces, a pesar de todo, sigue siendo una casa.

¿Con qué objetos habitamos espacios como estos? ¿Qué cosas y formas se vuelven visibles o imperceptibles conforme pasamos el tiempo en un mismo lugar? ¿Qué objetos sobreviven por siempre en sitios que cambiamos constantemente? Nosotros nos vamos, pero los objetos se quedan allí. Las cosas entonces juegan al camuflaje para no ser vistas y perdurar aún más en el tiempo. Un interruptor que no enciende ninguna luz deja de ser una molestia cuando se olvida su presencia. Una ventana por la que no ve nadie es casi una pared. Y un grifo de agua sin uso, es solo una escultura protuberante.

En su propio proceso de construcción visual, Stahl encuentra el objeto perfecto para contradecir sus propios procesos. Si sus imágenes usuales son reconfiguraciones de cargados símbolos, esta vez el objeto más olvidado, un simple grifo industrial, cobra un nuevo significado en el contexto de una maniática producción artesanal y una composición ilógica de su sitio real. En total hay 1100 grifos de yeso elaborados a mano por la artista y decenas de voluntarios, pintados con pigmentos minerales locales que se extienden sobre un océano de demasiada locura. El espacio se vuelve una dimensión paralela y las luces pintan la instalación creando una pintura expandida, un delirio, de nuevo volviendo a los múltiples medios que fascinan a la artista.

Sin duda el objeto imperceptible es ahora el sujeto del discurso. Estas pequeñas esculturas se convirtieron en un punto de encuentro entre todas las manos que colaboraron con su manufactura. Un objeto cotidiano sobrevalorado fue el inicio de conversaciones, relaciones y nuevos encuentros. ¿Qué pasaría si los objetos se apoderaran de nuestros espacios para construir su propia realidad? El objeto es como nosotros, existe en el espacio. El objeto habita la casa de una manera aún más cercana, pues es parte de ella. Nuestras intenciones de convertir espacios en nuevos lugares siempre cederán ante las propias intenciones de los objetos que estaban antes que nosotros. Son testimonios de la historia de los sitios, de las primeras ideas de lo que ese lugar quería ser.

La fantasía lunática de Albertine ha creado una metáfora sobre cómo convertimos los espacios y sobre cómo los objetos cobran nuevos significados. La cotidianidad se combina con la fantasía, y este nuevo ecosistema de acumulación es el espacio pictórico de habitación de la obra. Todo el cuarto es un enorme collage y un ensayo sobre cómo la forma de los objetos nos dice también cosas sobre cómo convivimos con ellos.

Bienvenidos a la ilusión de una otra-realidad.

— Josseline Pinto